Manual sagrado para reconocer si estás siendo un problema con patas y wifi
En GF Publicidad hemos hecho de todo: desde convencer a emprendedores con más miedo que ganas, hasta rescatar marcas atrapadas en el purgatorio de la mediocridad. Pero hay algo que ni el mejor marketing, ni la mejor estrategia, ni todos los santos del cielo pueden salvar: un cliente inútil.
Sí, tú. El que cree que contratar a un profesional es sinónimo de tener un esclavo con buen wifi.
Así que, como buena agencia con alma (y con límites), aquí te dejamos esta Biblia moderna para que revises tu conciencia antes de enviar ese audio de 4 minutos diciendo “una cosita más”.
1. No darás tu opinión si nadie te la pidió
“Yo no sé nada de esto, pero…”
Entonces no digas nada. En serio. Si no sabes de esto, no opines. No es censura, es sentido común. Aquí cobramos por pensar, y pensar bien. No para jugar al brainstorming con tu cuñado en altavoz.
2. No contarás tus penas esperando descuento
“No me fue bien con la última agencia”, “el diseñador anterior me robó”, “me lo hace mi primo pero ahora está de Erasmus…”
Nosotros no somos el Padre Paco ni damos abrazos gratis. Si quieres terapia, ve a un coach. Si quieres resultados, paga lo que cuestan.
3. Respetarás la santa ley de los plazos
Urgente = más caro. Punto.
Tu falta de planificación no es nuestro apocalipsis. ¿Quieres milagros en 24 horas? Lo siento, Jesús solo multiplica panes, no banners.
4. No pedirás 5 cambios para volver al diseño original
Spoiler: lo que quieres no es perfección, es inseguridad disfrazada.
Cambiarlo todo para volver al principio solo demuestra una cosa: no confías en nadie, ni en ti. Y eso, además de inútil, es agotador.
5. No dirás “hazlo tú, yo confío” para luego corregir todo
Esa frase es como el “haz lo que quieras” en una pareja: sabemos que viene guerra.
Confianza no es dejar hacer para luego revisar con lupa. Confianza es soltar el control y aceptar que alguien puede hacerlo mejor que tú. Aunque duela el ego.
6. No mirarás presupuestos con cara de “esto lo hace mi sobrino”
Si es tan fácil, ¿para qué nos llamas?
Ve con tu sobrino. De verdad. Hazlo. Gástate 0 euros, 12 neuronas y 3 meses de tu vida para volver arrepentido. Aquí te esperaremos… con tarifa aumentada y risas contenidas.
7. No negarás el valor del trabajo creativo
Cambiar “solo un color” puede costarnos una crisis de identidad y una sesión con el psicólogo.
Aquí se cobra por el tiempo, la experiencia y el desgaste mental. Si piensas que es “solo mover un botón”, no necesitas un diseñador: necesitas una app… y suerte.
8. No retrasarás entregas y luego pedirás milagros
Tardaste tres semanas en pasar los textos, pero ahora todo es URGENTE.
Esto es marketing, no Hogwarts. Y aunque a veces hacemos magia, no somos tus elfos domésticos. La fecha se respeta o se paga.
9. No usarás frases huecas para parecer profesional
“Quiero algo impactante pero elegante, disruptivo pero sobrio, que tenga alma pero sin perder el foco comercial…”
Traducción: no sabes lo que quieres. Y está bien. Para eso estamos. Pero si no tienes idea, dilo con humildad. No con humo.
10. No matarás la inspiración con tus correos en mayúsculas
GRITAR NO HACE QUE LLEGUEMOS MÁS RÁPIDO.
Y si todo es importante, entonces nada lo es. Aprende a priorizar. El caos en tu cabeza no tiene por qué ser el caos en nuestra agenda.
11. No molestarás… a menos que estés dispuesto a pagar por molestar
¿Llamaditas a las 10 de la noche? ¿Audios de 6 minutos para decir que hay un error en la tilde? Perfecto.
Molestar tiene precio. Y se factura. Si quieres atención 24/7, paga como si fuéramos tu pareja tóxica. Porque de lo contrario, somos profesionales, no tus terapeutas de guardia.
Si te has sentido identificado con alguno de estos puntos, bien. Aceptarlo es el primer paso para dejar de ser un cliente inútil y empezar a ser parte del cambio. Un buen cliente no necesita saber de diseño ni de funnels, solo necesita saber esto:
Contratas resultados, no un juguete nuevo para mandar tareas.
Y recuerda:
– Si eres un buen cliente, te amamos.
– Si eres un cliente tóxico, te toleramos… pero con cláusula de escape.
– Y si eres un cliente inútil… bueno, al menos ahora tienes un espejo.
¿Te atreves a compartirlo con alguien que lo necesita?